Entrevista a Luis Albornoz : “La historia de REDD es la historia de sobrevivientes”

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luis albornoz (Fotografía: Ainhoa Cormenzana Mendez)

Luis me recibe  en el patio de su hogar con la sencillez que lo caracteriza;  familiero, contador de profesión, músico de alma; carga con más de 40 años de rock y muchas vivencias sobre sus espaldas. Su relato para este reportaje (más de dos horas) transcurrió entre copas de vino y una breve visita guiada a su museo propio de guitarras . Música, recuerdos, política, espiritualidad. Lo que sigue es un resumen de tan provechosa nota. Espero la disfruten tanto como yo al hacerla. Bienvenidos al mundo Redd

 

Pregunta:  Contanos acerca de la gestación de Redd y cómo se origina el proceso que termina en el disco “Tristes Noticias del Imperio”

Luis Albornoz: Redd comenzó un poco de casualidad. Antes de 1978 habíamos trabajado con Juan (Escalante) en (la banda) Alborada y hacíamos covers de Paul McCartney y temas nuestros. Yo venía de tocar en Trícupa (BA Rock 1972 fue uno de nuestros puntos más altos) Escuchábamos mucho la fusión entre jazz y música india como Shakti y John MacLaughlin and Mahavishnu Orchestra. Unas vacaciones que yo no estaba “el Gordo”(Esteban) Cerioni se pone en contacto con Juan y le “hace la cabeza” para que toquemos los tres y lo mismo hizo conmigo; él fue el gestor de todo ; siempre fue muy visionario. A mi regreso me sumo al grupo y empezamos a trabajar, primero jugando, zapando, luego componiendo. Ensayábamos mucho: 3 veces a la semana, 3 horas por sesión, en la terraza de la casa de Juan. Antes de grabar ensayábamos ya todos los días. Trabajábamos con un gran equipo: Ricardo Gandolfo era el letrista: nosotros grabábamos la música en cassette y se la pasábamos para que le escriba la lírica justa que encajaba. En esa época también colaboraba Eduardo Joaquín y Sergio Tomati, que eran artistas plásticos y diseñaron todo el arte de nuestros LPs. También formaban parte del proyecto Gabriel Fulgado como productor, Luis Misenta en sonido. Eramos un gran grupo, había solidaridad y camaradería. Compartíamos música, libros, largas noches de charlas; eramos todos relocos pero buenos tipos. Había gran inquietud intelectual, mucha bohemia. En las puestas de nuestros recitales había una gran producción, con proyecciones, luces, etc.

Grabamos en Buenos Aires (aquí no había estudios de grabación, ni en Córdoba) en Casa Netto, el estudio del gran Jorge Da Silva, cuyos trabajos con Piazzolla le daban renombre internacional (incluso lo contratan de Japón más adelante.) El tipo era un genio, “pinchaba” las cintas y corregía errores cortándolas físicamente con una gillette (risas); era un cirujano.  Al disco lo teníamos ensayado de memoria, con decirte que demoramos tan solo 20 horas de estudio en total (el récord anterior era de Vox Dei que había grabado en 24 horas). Casi todo el disco se hizo en la primera toma, algo increíble. Yo grababa las guitarras rítmicas y en la misma toma hacía los solos, no lo grababa después.

Yo ya en esa época trabajaba en la (empresa) Scania, cuando mi jefe me muestra una nota central a doble página que había salido en Clarín comentando este disco y que incluía la letra de Tristes Noticias…(que a nivel político era la letra emblemática de Redd) No lo podíamos creer. Página 12 también hizo artículos sobre nosotros en los ‘80. Tendríamos que habernos ido a instalar allá, aguantar el hambre un tiempo y empezar una carrera, jugarse, como hizo León (Gieco), y tantos otros. Pero yo empezaba a formar mi familia aquí en Tucumán, igual Juan que ya tenía a su hijo…pero eso es otra historia.

Volviendo al disco, casi todos los temas son míos excepto “Matinee” que salió de una obra de teatro, “Calígula”, cuya música había compuesto originalmente Juan. En menos de un año de haber formado Redd, ya teníamos un disco editado. Cuando volvimos de grabar y nos bajamos del tren, traíamos el cassette y nos fuimos a hacerlo escuchar a todos nuestros amigos. Fue inolvidable, ni siquiera volví a mi casa hasta tarde (risas). Mucha emoción, alegría, luego lágrimas, que compensaban tanto esfuerzo. Gustó mucho. Luego ese material fue escuchado en Europa cuando viajó Cerioni, no lo podían creer y fue reeditado en Italia y Brasil. Nuestro debut fue con Spinetta. Hoy es considerado un disco de culto.

P: ¿Cómo se vivía en ésa época la dictadura, la censura, las cosas que pasaban? Contame tus vivencias de ese período y cómo se hacía para “sobrevivir”

Clarín en esa época era un medio independiente, era un medio donde vos podías “deslizar” mensajes. Existían también revistas especializadas de rock como “Expreso Imaginario”. Los tipos eran muy hábiles: te mezclaban literatura de Walt Whitman y grandes clásicos con lo que decía Fandermole o Gandolfo. La revista “Humor” hacía eso y en el medio metía comics y caricaturas de los militares, pero no era ofensivo. Estaba Dolina, entre otros. Claro, de esa manera podían zafar de la censura. Era gente que militaba de manera expresa pero siempre guiados por la gente de la redacción. Pero lo que no había que hacer era parar de producir. Esa continuidad de la creación, esa especie de máquina subyacente en la que no existía clase social, ni intereses económicos; era la transmisión de esto, que era libre. De lo que se trataba era de que se transmita. Había toda una empatía en cuanto a pensamiento.

Con respecto a las Fuerzas Armadas, no tenían ningún código de procedimiento. El militar es verticalista: “Lo dijo el General” Una anécdota: Luis Albaca (baterista de Los Sabuesos, banda tucumana de los 60) fue guerrillero, tuvo enfrentamientos con el Ejército (luego se exilia en Suecia, ayudado por un tío). Mi padre era dirigente peronista que luego fue echado por el partido; así aprendí cómo funcionan las corporaciones: sindicales, militares; de allí surgen los “dirigentes” poco preparados, que continúan hasta el día de hoy. Pero los músicos aprendimos a movernos en el pantano, con muy pocos recursos, de una manera sorprendente. A mí y a Redd nos ayudó mucho el hecho de que pertenezco a Scania, éramos en cierta manera protegidos;  gracias a Dios nunca tuvimos a ningún integrante “en cana”. Trícupa si. A Roberto Giambastiani lo tuvieron un mes (preso). Un día me contó todo lo que vivió, las torturas, y terminé llorando. Digo: ¿Por qué? ¿Por qué así? Que es algo que la gente de mi generación nunca entendió. No hacía falta masacrar a familias enteras para cumplir con el rito stalinista de la “Solución Final”. Cuando te decían “Che, ¿qué sabés de fulano? Dejó de aparecer por la facultad, no se lo ve” En esos años, no entendíamos qué es “desaparecer”. La gente viaja, se traslada, pero no “desaparece”. Eso viví yo. Por la edad que teníamos los Redd, eramos contemporáneos de los militantes universitarios. La gente que venía con la revolución en la mano, que venía más “jugada”, era un poco mayor que nosotros (Vox Dei, Spinetta, etc) Juan, Oscar Imhoff y yo hicimos la colimba juntos en el 73;  éramos de la misma edad. En el 72 tocamos en BaRock, ovacionados; artísticamente, nuestra ausencia en el 73 nos mató. En 1974 ya nadie se acordaba de nosotros. En BaRock del 72 junto a Vox Dei fuimos las  dos únicas bandas despedidas por las 25.000 personas presentes de pie y con pañuelos blancos.

P: ¿Qué pasó con  Redd después del primer disco?

L.A.: Empezamos a trabajar para el segundo álbum, ya en 1978. Componemos todos los arreglos y en un momento tengo un problema con Juan. Él era mormón, estaba muy metido en la Iglesia y tenía contradicciones filosóficas con la banda, especialmente un día que surgió una controversia por un tema que compusimos que tenía algo relacionado al diablo en el título. Deja la banda y teníamos ya pautadas las horas de estudio, entonces nos acordamos de Oscar “Pájaro”  Imhoff, con quien habíamos compartido otras veces escenario con Trícupa como en el teatro Santa María del Buen Ayre (también había cantado en Los Fantasmas). Es entonces donde entra Marcos Pusineri (en batería) y “Pollo” Raffo en piano. Vamos a Buenos Aires a grabar y sale “Cuentos del subsuelo”, para mí el mejor disco que compuse en 40 años de carrera. Oscar estaba viviendo en Buenos Aires y cantaba con Las voces del Norte (folklore), le costaba entrar en el estilo de la banda. Ensayábamos en casa de Pusineri, tenía una aislación increíble y super equipada. Ahí dejamos de ser tres y el teclado cambió mucho la estructura. El rol de la guitarra en trío era distinto al que tuvo después. Seguíamos trabajando con gente de mucha calidad: Raffo siguió luego trabajando en Estados Unidos, trabajó con Soda Stereo y Pusineri tocó con Baglietto, Divididos y muchos otros; tipos “picantes”, grandes amigos además. Imhoff tuvo su “gran” álbum en el segundo álbum de Redd, que nunca más lo volvió a tener con sus otros proyectos posteriores. Volvimos a grabar con Da Silva pero en un estudio mucho más “grosso”. Recuerdo estar con las luces apagadas, cada uno manejando su perilla en la consola en el momento justo: así fue la mezcla de aquél álbum. Para filmarlo. La historia de Redd es la historia de sobrevivientes. Es la historia de náufragos que se encuentran en una playa y dicen “Estamos vivos….y ahora qué hacemos?” Nuestra historia es “cuando nada era en un principio” y una de las grandes deudas es no haber seguido trabajando con material nuevo que se vaya adecuando a los nuevos tiempos. Lo hicimos posible durante diez o quince años, pero no pudimos mostrar, sobre todo a los pibes que vinieron después, de que es posible sustentar esto.

P: ¿Qué opinión te merece la situación actual en el país? ¿Cómo ves a la juventud, al futuro?

L.A.: Tengo una idea de que la educación debería ser un intercambio de experiencias entre profesor y alumno. Con la meditación de Maha Yoga aprendí que uno está siempre en la búsqueda, llámese espiritual, intelectual, etc. Cuando nosotros tengamos el 50 por ciento de chicos “enchufados” en esa búsqueda, seguro el país irá en camino correcto. Porque esa búsqueda es “nuestra” búsqueda. Hay una conciencia, uno la vive diariamente porque está creando. Nadie es pelotudo porque “piense cosas raras”, al contrario, es mejor que piense cosas raras. Ese es mi concepto de educación. Si en esos años hubiese tenido un gran profesor de guitarra académica, hubiera sido otra cosa. Pero hay opciones que nunca las pude disfrutar. Hoy tenés Berkeley, pero cuando yo arranqué (salía el disco Revolver de los Beatles para que te des una idea) Berkeley no existía. No es reclamo personal, no me interesaría ser director de orquesta. El tema de las oportunidades, un tema tan discutido, y vos decís: ¿cuál es el éxito social de un país? Es la igualdad de oportunidades. Y eso es algo que en la sociedad argentina hay que organizarlo. Todos los residentes en el exterior es lo que están esperando de nosotros. Y a mí me entra así, y yo debería haber resuelto eso. Soy de la generación que estaba para resolver cuestiones, y por eso cuando pronto me retire de mi trabajo, además de la música, me gustaría poner en práctica eso que tengo en la cabeza, no sé si es política, es ayudar,  antes de irme de este mundo. Es algo que tengo pendiente. Por las cosas que uno lucha son las cosas que uno cree, como Redd, como el rock progresivo, los proyectos, la familia, estar convencido de lo que uno hace; pero es un trabajo constante, hay que meterle día a día, sembrar para cosechar los frutos.

Quiero agradecer a “La Imberbe” por esta oportunidad de expresarme y llegar así al público joven y a las bandas de Tucumán.

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